viernes, 24 de septiembre de 2010

FAMILIA Y RENDIMIENTO ESCOLAR

“Desde hace treinta años, vengo observando las características que definen al ambiente familiar más propicio para un alto rendimiento escolar y un posterior éxito personal y social de los hijos. Ahí van las más determinantes y eficaces”.
Unidad de criterios entre los esposos a la hora de exigir responsabilidades a los hijos.
Firmeza y autoridad en lo fundamental, practicada y ejercida por igual por el padre y por la madre, pero con suficiente dosis de tolerancia y comprensión.
Respeto a un horario familiar más o menos flexible.
Constancia y fortaleza sin fisuras para exigir al niño el cumplimiento de las obligaciones y deberes que debe con arreglo a su edad y desarrollo.
Expresiones calurosas de estima y aprecio a los hijos por la labor bien hecha. El control que ejercen con frecuencia sobre su trabajo y esfuerzo jamás es agobiante ni tiene un aire fiscalizador.
La ayuda y el estímulo a los hijos para que consigan las cosas por sus propios medios, son la tónica.
Adecuada cooperación educativa con los profesores de los hijos.
Se inculca a los hijos la buena disciplina que siempre es inmediata, coherente, segura y positiva; en un clima de ternura, comprensión y buen entendimiento.
El diálogo está siempre presente en las relaciones entre padres e hijos. Cualquier hijo ejerce con libertad y confianza su derecho a hablar y a ser escuchado con respeto.
Los padres están bien atentos a las conductas esforzadas y positivas de los hijos, para alabarlas y reforzarlas de inmediato, más que a censurarlas y criticarlas constantemente.
BERNABÉ TIERNO

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