jueves, 17 de mayo de 2012

EL TRAJE REGIONAL DE UNA MONTAÑESA

Camisa: De fuerte lienzo casero, casi hasta media pierna, con mangas muy anchas. Botones de hilo en forma de confite en el puño y uno cerrando el escote.
Saya: larga, cuatro o seis dedos por encima del tobillo, en bayeta, siendo los tonos más usuales el naranja vivo y luminosos, en encarnado, el verde y el amarillo. En la parte de abajo, una o dos tiras de terciopelo negro. El dobladillo por dentro va tapado con ancha cortapisa de bayeta en matriz contrastante. Entre la saya y el justillo siempre oculta la faltriquera.
Justillo: de terciopelo listado o labrado, de pana, en cualquier color, repulgado de panilla lisa o terciopelo en el mismo tono o contrastando. Se cierra delante con gruesos y jaspeados cordones de seda. Puede ser de profundo escote redondo o en cuadro. Lleva un pañuelo de seda o percal estampado en alegres ramos ya tapando toda la delantera, ya remetido por el escote.
Medias: de hilo, blancas o celestes, con espigas laterales de prieto calado. No pasan de la rodilla, atándose con unas ligas hechas con cinta de color.
Calzado: zapato escotado de paño negro con adornos de madroños o trencillas de color.
Aderezo: Ceñidas gargantillas de gruesos troncos de coral, entreveradas de cruces y medallas recortadas, o bien de cuentas vistosas en pasta de vidrio, alternando grupitos de sartas azules, rojas, blancas... Pendientes largos o grandes aros planos sobredorados.
Tocado: Pañuelo de seda o algodón floreado en tonos vivísimos, gustando los que abundaban en rojo o amarillo, o rojo y verde. Va cruzado bajo la nuca y anudado arriba, a la raíz de las trenzas.

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